Hola: espero estés bien.
Quiero contarte una experiencia y una reflexión sobre la experiencia.
Hace unas semanas viajé a Medellín acompañando a Mariela por razones de trabajo.
Combinamos un poquito de paseo y fuimos a conocer el pueblo Guatapé a pocos kilómetros de la ciudad.
El lugar se caracteriza por tres razones fundamentales: 1 - el pueblito por sus coloridas casas con bajorrelieves como decoración, 2 - grandes y bellos lagos, consecuencia del embalse de una represa y 3 - con la “Piedra del Peñol” (dicen que hay 2 en el mundo, la otra es el Pan de Azúcar de Río)
Todo parecía indicar que era el lugar perfecto para descansar, tomar contacto con la naturaleza y contemplar la belleza.
Pero no.
Cuando llegas a la base de la Piedra (puedes subir hasta la cima luego de más de 700 escalones) te encuentras con una explanada, estacionamientos, tiendas y bares.
El lugar ya está en altura y puedes sentarte y disponerte a contemplar el paisaje y la naturaleza
Pero no.
Te lo impide la música a volumen MUY alto de los parlantes de un restaurant, con música que - te puede gustar o no - es inadecuada para el lugar y el momento y te destroza la experiencia contemplativa.
Ya sabés... reguetón MUY fuerte. (Lo mismo sería cualquier estilo, pero ese - en particular - es muy tóxico)
Esa situación, se repitió en los barcos que hacen paseos por el lago, en los parlantes de las piscinas del hotel, en el comedor del hotel.
Vivimos en una sociedad que tiene miedo al silencio.
No importa el país ni las costumbres, ni la edad. Este miedo es mucho más grande en la ciudades pues no hay contacto con el silencio.
Es lógico: estamos sobrestimulados y aturdidos.
Uno de los grandes motivos de la infelicidad es la incapacidad de conexión con nosotros mismos, con nuestras emociones y necesidades.
Es lógico que nos dé miedo a hacer silencio y escucharnos.
Es lógico que existan retiros para conectarse con la naturaleza, (pues vivimos desconectados) , retiros de silencio (vivimos aturdidos) para sentirnos en paz, aunque sea por unas horas.
La música es música pero el contexto donde suena o donde la usamos, importa mucho y condiciona severamente la experiencia. Una cosa es una fiesta, otra un almuerzo, un paseo por la naturaleza, un hospital, una tienda, un concierto, una meditación.
¿Porqué no podemos discriminar los momentos adecuados para cada cosa?
¿Falta de conciencia?
Falta de conciencia......y de escucha.
En lo personal, cada vez siento más la necesidad de cultivar prácticas de silencio (que en términos absolutos no existe) pero vos sabés: ir hacia dentro.
Meditar - Contemplar.
Contemplar viendo
Contemplar escuchando
Contemplar moviendo
Contemplar sintiendo
La música y la práctica de la Escucha Consciente me ayudan mucho a entrenar el foco de mi mente, a aquietar, a descansar, a expandirme, a sentirme mejor.
Ssshhhhhh….¿escuchaste el sonido del viento hoy por 2 minutos?
Gus
Gracias Gustavo, por compartir esa experiencia. Por mí profesión, tuve que estar en aislamiento muchas veces en éste tiempo. Al principio, al inicio de todo éste tiempo pandémico, tuve que estar solo, en una habitación, dentro de mi casa. El necesario intercambio de información, las consultas y el seguimiento de mi caso, por haber sido el primer funcionario de la Salud en contacto con los 2 primeros casos en el País, hicieron, que incluso gente me consultara, a través de conocidos, de otros departamentos, incluso del propio Montevideo, éramos muy pocos los que veníamos haciendo el seguimiento de éste virus, a nivel mundial. A la tercer semana, necesité, desconectarme de todo. Los protocolos los diseñábamos y corregíamos de acuerdo a…
Totalmente de acuerdo contigo.nonconozco Medellín ni es país se por fotos y videos que es muy bonito,lo lamentable es que muchas veces no estamos sincronizados con el entorno.e gusta el silencio y cuando descubro en él los pequeños sonidos.No le temo pues siempre me he.encontrado en él.
Valoro mucho lo que compartes.Mil gracias.
Buen día. Gracias por compartir tan bello lugar y tu experiencia. Coincidimos en no reguetón, sí contemplación silenciosa. En mi escalada imaginaria llegaba a la cima a escuchar el viento y el silencio. Vivo en ciudad, entre ruidos busco concentrarme en el sonido de los pájaros. Nos abrazamos con el silencio, busco la compañía de la música en ciertos momentos sabiendo que mis oídos y los ajenos merecen cuidados y que mis actividades no tiene que invadir el espacio ajeno. A nivel laboral pido mejorar el sonido o bajar el volumen, pero no insisto pues tenemos sensibilidades incompatibles.. supongo. Saludos y buen viernes para tod@s.
Comparto totalmente tu sentir. Desde hace un poco más de seis meses tengo tinnitus; y extraño mucho el silencio. Algo tan simple y bello. Estoy practicando yoga y el curso de escucha conciente; son dos cosas que me ayudan en este momento de mi vida. Gracias!
Gustavo, trascendente lo que cuentas.Perdimos la costumbre a estar en silencio, perdimos los espacios para la contemplaciòn, en fin, para estar con nosotros. Nos aturden todo el tiempo, ni que hablar de la toxicidad de algunos cosas, mensajes, actitudes, etc.,etc. Gracias por compartirlo. Abazo.